Macbeth

ESCENA II.

Macbeth

ESCENA II.

Castillo de Macduff.

Lady MACDUFF, ROSS, el HIJO de MACDUFF, un MENSAJERO y ASESINOS.

LADY MACDUFF.

¿Por qué esa inesperada fuga?

ROSS.

Tranquilízate, señora.

LADY MACDUFF.

¡Qué locura hizo! El miedo nos hace traidores.

ROSS.

¿Quién sabe si fué miedo ó prudencia?

LADY MACDUFF.

¿Prudencia dejar su mujer, sus hijos y su hacienda, expuestos á la venganza de un tirano?... No creo en su cariño... El ave más pequeña y débil de todas resiste á la lechuza, cuando se trata de defender su prole... En Macduff ha habido temor sobrado y ningun amor. Su fuga es cobardía y locura.

ROSS.

Tranquilízate, prima mia. Tu marido es bueno y prudente, y sabe bien lo que hace. Pero vivimos en tan malos tiempos que á veces somos traidores hasta sin saberlo, y tememos y recelamos sin causa, como quien cruza un mar incierto y proceloso. Adios. Volveré pronto. Quizá se remedie todo y luzca de nuevo el sol de la esperanza. Adios, hermosa prima. Dios te bendiga.

LADY MACDUFF.

Mi hijo está huérfano aunque tiene padre.

ROSS.

No puedo detenerme más. Seria en daño vuestro y mio.

LADY MACDUFF.

(

A su hijo.

) Y ahora que estás sin padre, ¿cómo vivirás, hijo mio?

HIJO.

Madre mia, como los pájaros del cielo.

LADY MACDUFF.

¿Con insectos y moscas?

HIJO.

Con lo que encuentre, como hacen ellas.

LADY MACDUFF.

¡Infeliz! ¿Y no temerás redes, liga ni cazadores?

HIJO.

¿Y por qué he de temerlos, madre? Nadie caza á los pájaros pequeños. Y ademas, mi padre no ha muerto.

LADY MACDUFF.

¿Qué harias por tener padre?

HIJO.

¿Y tú por tener marido?

LADY MACDUFF.

Compraria veinte en cualquiera parte.

HIJO.

Para venderlos despues.

LADY MACDUFF.

Muy agudo eres para tus años.

HIJO.

Dices que mi padre fué traidor.

LADY MACDUFF.

Sí.

HIJO.

¿Y qué es ser traidor?

LADY MACDUFF.

Faltar á la palabra y al juramento.

HIJO.

¿Eso se llama traicion?

LADY MACDUFF.

Y quien la comete merece ser ahorcado.

HIJO.

¿Todo el que la comete?

LADY MACDUFF.

Todos.

HIJO.

¿Y quién los ha de ahorcar?

LADY MACDUFF.

La gente honrada.

HIJO.

Entonces bien necios son los traidores, porque, siendo tantos, parece que habian de ser ellos los que ahorcasen á la gente de bien.

LADY MACDUFF.

¿Qué harias por tener padre?

HIJO.

Si hubiera muerto de veras, tú estarias llorando, y si no llorabas, era indicio claro de que pronto tendria yo otro padre.

LADY MACDUFF.

Gracioso estás, pobre hijo mio.

UN MENSAJERO.

Dios te bendiga y salve, hermosa castellana. No te conozco, pero el honor me obliga á avisarte que se acerca á tí un inminente peligro. Sigue mi consejo. Huye en seguida con tus hijos. Quizá te parezca rudo mi aviso, pero seria cruel dejarte en las garras de los asesinos. Adios. No puedo detenerme.

LADY MACDUFF.

¿Y á dónde voy? ¿Qué pecado he cometido? Estoy en un mundo donde á veces se tiene por locura hacer el bien, y se tributan elogios á la maldad. ¿De qué me sirve la pueril excusa de no haber hecho mal á nadie?... Pero ¿qué horribles semblantes son los que miro?...

ASESINOS.

¿Dónde está tu marido?

LADY MACDUFF.

No en parte tan infame donde tus ojos puedan verle.

ASESINO 1.º

(

Al niño.

) Eres un traidor.

HIJO.

Mentira, vil sicario.

ASESINO.

Muere, pollo en cascaron. (

Le hiere.

)

HIJO.

Me ha matado. Huye, madre, sálvate.

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